lunes, 8 de enero de 2018

"DAR RAZÓN" de EMILIO LLEDÓ

El último libro publicado por el profesor Emilio Lledó, “DAR RAZÓN”, es un conjunto de “conversaciones” mantenidas por el autor a lo largo de cincuenta años. Un lujo para nosotros poder leer el pensamiento de un profesor de Filosofía que a los noventa años se muestra tan lúcido. Su objeto principal es el lenguaje o los misterios de la escritura: el DIÁLOGO. Pero también la amistad, la PHILÍA, que el autor cultiva “en la naturalidad, en la calidez con lexiones, “al aire de su vuelo”, por decirlo con una hermosa expresión empleada por el propio Lledó para ilustrar el modo en que las ideas afloran, de improviso, en una conversación informal”.

El LENGUAJE -su primer objeto de estudio- necesita y busca la comunicación, y el diálogo siempre es pensamiento, con uno mismo o con los demás. Por eso, enseña Lledó, no hay diferencia entre la entrevista publicada, en la que dos hablan para después dialogar con los lectores, y el libro escrito, en el que un autor se expone a quienes van a leer y discutir sus ideas.

Testigo del declive de las humanidades, y en particular de la enseñanza de la Filosofía en los planes de estudio, el filósofo Emilio Lledó denuncia una “tendencia pragmatoide” en unos planificadores de la educación obsesionados con lo inmediato. Pero la desaparición de la enseñanza de la filosofía equivale a “la muerte de la riqueza más grande un país, que es la cultura, porque ahí residen su libertad”. Entre los atributos que otorga a esta materia destaca el que “NOS OBLIGA A PENSAR SOBRE LA LENGUA, SOBRE EL BIEN, SOBRE LA JUSTICIA, SOBRE LO QUE SOMOS, SOBRE LA VERDAD”. Además, desde los griegos, “los filósofos siempre han sido la conciencia crítica de una época”.

Un concepto EMANCIPATORIO de la educación, de acuerdo con la idea kantiana de “aprender a pensar” y de las ideas pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza.

que viene de su época de catedrático de Instituto en varias ciudades españolas y de profesor universitario en Heidelberg, La Laguna, Barcelona y Madrid, muchos de cuyos alumnos le siguieron en las distintas sedes de su docencia universitaria.

Emilio Lledó entiende la educación como SIEMBRA, a través de la palabra, del diálogo, porque toda palabra se plantea una pregunta a la que hay que responder, sin que la respuesta tenga que ser inmediata porque para que germine la semilla necesita tiempo, por eso cree que en la educación hay que saber “perder el tiempo”. Porque un ser humano es lenguaje y es memoria.

Piensa que el diálogo es el centro de la relación pedagógica y se muestra enemigo de una educación alienante como la que se intenta utilizar hoy con la transformación del ser humano en un instrumento de la técnica.

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